En nuestro anterior artículo hicimos una pequeña introducción a la epigenética. Esta nueva rama de la biología nos muestra la influencia de lo que nos rodea en la expresión de nuestros genes. Esto nos lleva a intuir que, con ciertos cambios en lo que nos rodea, podemos influir en nuestro cuerpo. Según el doctor en medicina e investigador en biología molecular Bruce Lipton, cambiando nuestra manera de vivir y de percibir el mundo podemos cambiar nuestra biología.
Los descubrimientos de Bruce Lipton
En un principio se creía que los genes controlan nuestra vida y que en ellos se inscriben nuestras características y capacidades. Sin embargo, gracias al trabajo llevado a cabo por el doctor Bruce Lipton y otros investigadores, ha quedado claro que esto es falso. Su investigación demuestra que, muy al contrario de lo que se creía, no estamos gobernados por nuestra genética.
Cada una de nuestras células es un pequeño individuo con vida propia. De la misma manera que nosotros recibimos información a través de nuestros sentidos, estas pequeñas «personitas» son informadas de lo que ocurre en el exterior a través de los receptores que obtienen la información. El ADN está influido y controlado por señales que provienen del exterior de la célula. Dentro de estas señales se incluyen también nuestros pensamientos.
Durante los cuarenta años que lleva investigando, Bruce Lipton, ha podido comprobar que al cambiar nuestra forma de vivir y de comprender aquello que nos rodea podemos influir en nuestra biología. Sus estudios le llevan a asegurar que un gen puede crear 30.000 diferentes variaciones dependiendo del entorno y de nuestra manera de responder al mundo. Entonces llegamos a la conclusión que el estilo de vida determina la genética.
La fuerza de las creencias
Nuestro subconsciente tiene un enorme poder que puede alterar la forma en que vemos la realidad. Es allí donde residen todas nuestras creencias. A algunas personas les puede resultar demasiado simple. Sin embargo, todos conocemos como funciona el efecto placebo. Si creo que un determinado tratamiento me va a curar, aunque este tratamiento únicamente contenga azúcar, me curaré. Sin embargo, el efecto nocebo actúa al contrario, si creo que algo es negativo, aunque no lo sea puede hacerme daño.
Los pensamientos de amor y la química corporal
Según Bruce Lipton, cuando elegimos vivir en un mundo lleno de amor nuestra salud mejora. Las sustancias químicas que están relacionadas con la alegría y el amor provocan bienestar y crecimiento en nuestras células. Sin embargo, la química provocada por el miedo conduce a nuestras células a la muerte. Cuando pensamos de manera positiva y alegre estamos creando una vida saludable. Es imposible que se produzca el crecimiento y expansión en nuestra vida si tenemos miedo y nos protegemos.
Para que exista un crecimiento celular sano es necesario un intercambio libre de información con el medio. Cuando sentimos miedo y nos cerramos este intercambio no se produce. Si este estado negativo de protección se mantiene en el tiempo se inhibe la producción de energía necesaria para la vida.
Menos estrés y más alegría
Para mantener un buen estado de salud tanto física como mental es necesario poner de nuestra parte para controlar nuestras emociones. Necesitamos buscar de manera activa sentimientos de alegría y de amor. Si no lo hacemos y permitimos que nuestra biología se inunde permanentemente de hormonas relacionadas con el estrés, nuestra salud se verá afectada ya que estas hormonas suprimen por completo la actuación del sistema inmunológico.
La vida puede ser muy diferente si no la observamos con el filtro que nos imponen nuestras creencias. En nuestra mano está crear salud y, consecuentemente, un mundo mejor.
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