Cada día son más los libros y cursos que nos empujan a buscar o conseguir la felicidad. Parece que estamos obligados a ser felices en todo momento y situación y, si no lo conseguimos, algo no estamos haciendo bien. Esta danza en pos de la felicidad nos empuja a la continua búsqueda de aquella experiencia que nos asegure encontrarla. Sin embargo, vivimos en un momento en el que son muchas las personas que están deprimidas, ansiosas o tristes. ¿Qué estamos haciendo mal?
¿Quién nos promete felicidad?
Hasta no hace mucho tiempo la vida ordinaria de cualquier persona incluía tanto alegría como tristeza y esto se aceptaba mayoritariamente. El ritmo general de la vida de las personas era mucho más lento que el que vivimos hoy en día. La necesidad de nuevas experiencias existía en su justa medida. De esa manera, en la aceptación de que la vida tiene sus luces y sus sombras se desarrollaba la existencia de nuestros antepasados.
Hoy, sin embargo, se nos vende por todas partes la persecución de la felicidad a toda costa. Algunas veces, es hasta un poco vergonzoso no conseguir ser lo suficientemente felices…. ¿De dónde viene esa moda de querer ser felices a cualquier precio evitando la vida en su conjunto? ¡Está muy claro! Para ser felices, nos dicen, debemos comprar, adquirir, viajar, y lo que haga falta… Si hacemos todo esto, se nos promete que alcanzaremos una felicidad perenne. ¿Es eso verdad? ¿No es cierto que una vez que hemos comprado, adquirido o viajado, volvemos a lo mismo de siempre? ¿No es cierto que la promesa de la felicidad se queda solo en una promesa?
Tenemos permiso para no ser felices
¿Y si te dijera que tienes permiso para no ser feliz? La vida humana conlleva un gran numero de situaciones que nos hacen sentir de diferentes maneras. La negación de los momentos tristes o angustiosos no hará que dejen de existir. Tenemos permiso y debemos dar a nuestras emociones «negativas» el protagonismo que merecen. Llegan a nosotros para ser observadas, atendidas y abrazadas. No son la basura que tenemos que meter debajo de la alfombra para no ver. Si nos permitimos ser infelices sin miedo no obstaculizaremos el fluir de la vida.
Acepta tus momentos tristes, tus angustias, tus llantos. Todos ellos forman parte de lo que eres. No rechaces ninguna emoción y no te esfuerces en hacer que desaparezca rápidamente.
La felicidad no se busca, se siente
En contra de lo que la publicidad nos hace creer no existe nada externo que nos vaya a proporcionar la felicidad. Tampoco es necesario que nos obsesionemos con encontrar la felicidad. La verdadera felicidad es algo que aparece sin objeto que lo acompañe. Ser feliz es un estado que se alcanza o aparece en nuestro interior. Somos felices cuando ponemos atención en cada momento que vivimos. Sin nada que lo origine podemos experimentar gozo dando a lo cotidiano el valor que tiene. Gozo es recordar que contamos con un día más para exprimirlo a nuestro antojo.
No busques la felicidad, encuéntrala en la aceptación de ti mismo y de todo lo que aparece en tu vida cada día.
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