Vivir feliz es el sueño de todo ser humano. Sin embargo, son pocas las personas que consideran que son felices. Desde tiempos remotos, el hombre ha buscado el secreto de la felicidad bebiendo de diferentes fuentes. Aun así, no hemos llegado a conclusiones que nos indiquen el camino hacía la verdadera felicidad. Sin embargo, existe un territorio escondido tras el Himalaya, que es conocido como «el país de la felicidad», este país es Bután. En este artículo vamos a ver cuál es el secreto que encierra este pueblo para ser denominado de esa manera.

Unsplash/Pema Gyamtsho

Unsplash/Pema Gyamtsho

Bután

En medio de hermosos paisajes de grandes bosques, exuberantes selvas e inmensas montañas se encuentra el Reino de Bután. En todo este maravilloso escenario también se localizan fantásticos templos budistas cargados de belleza. Este lugar es considerado como uno de los países más felices del mundo. Uno de sus grandes logros ha sido conseguir conservar su tradición y su cultura prácticamente intactas.

Su autenticidad es debida, sobre todo, a que no recibe un turismo masificado ya que se controla la entrada de viajeros. El gobierno de Bután tomó la decisión de medir el bienestar de su gente con un Índice Nacional de Felicidad, a diferencia de el indicador clásico que utilizan otros países, el Producto Interior Bruto (PIB)

Unsplash/Gaurav Bagdi

Unsplash/Gaurav Bagdi

El secreto de la felicidad

En la cultura occidental, hemos ido desplazando el acto de morir hasta convertirlo en algo que se hace casi a escondidas. Antiguamente, lo habitual era que la muerte formara parte de la vida de las personas. En la actualidad, vivimos como si la muerte solo les sucediera a otros. Existe una tendencia a evitar todo lo relacionado con la muerte. Se evita en las conversaciones, los muertos se velan poco o nada y, en muchas ocasiones, enterramos a los muertos demasiado pronto. De esta manera, tenemos la sensación que eso de morir no va con nosotros…

Por el contrario, en Bután, sus habitantes tienen la costumbre de pensar en la muerte, al menos, cinco veces cada día. Desde pequeños los niños adquieren ese hábito que los adultos estimulan. Además de esto, la sociedad butanesa ensalza la muerte por medio de imágenes y símbolos llenos de color y belleza. Esta aceptación del proceso de morir hace que la vida sea más plena y consciente y que el vivir tenga más significado.

Esto no quiere decir que los habitantes de Bután no experimenten la tristeza. La diferencia con los países occidentales es que ellos no intentan deshacerse de ella, la aceptan. Además. el hecho de tener la muerte tan presente, les obliga a valorar la vida en todo su amplitud

Unsplash/Karun Giri

Unsplash/Karun Giri

Tomando el ejemplo de Bután, podemos incluir en nuestras prácticas diarias la meditación acerca de la finitud de nuestra vida. Esto dará una dimensión más real a nuestro día a día y nos hará valorar aquello que sucede a cada momento y disfrutar de ello.


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

× ¿Cómo puedo ayudarte?