Nuestros cinco sentidos nos informan de aquello que sucede a nuestro alrededor. El olfato, aunque suele ser un gran desconocido, es capaz de llevar bienestar, o todo lo contrario, a todo el organismo. La aromaterapia es uno de las vías naturales que facilitan la vuelta al equilibrio del cuerpo y de las emociones.

Un poco de historia

Nuestros antepasados utilizaban aquello que la naturaleza les ofrecía para sanar y equilibrar el cuerpo. Originalmente, en culturas tan antiguas como la egipcia, las plantas y las hierbas estaban en primer lugar a la hora de buscar la curación de las personas. La denominación aromaterapia comenzó a utilizarse a principios del siglo XX haciendo referencia al uso de plantas y aceites esenciales para tratar diferentes enfermedades. 

Pixabay/silviarita

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Parece ser que el químico francés René Maurice Gattefossé, en 1920, descubrió por casualidad las milagrosas propiedades de algunas plantas. Trabajando en el laboratorio se quemó gravemente una mano y, de forma automática y sin saber por qué, sumergió la mano en aceite esencial de lavanda. Su curación fue tan rápida y asombrosa que le animó a comenzar a estudiar más a fondo las propiedades de las plantas. A partir de sus estudios surgió la aromaterapia que hoy conocemos. Posteriormente, la bioquímica Marguerite Maury, puso su granito de arena comprobando los efectos terapéuticos de los aceites esenciales en el cuerpo y en la mente.

Usos de la aromaterapia

La aplicación de la aromaterapia nos puede beneficiar de muchas maneras. En general, es de gran ayuda como relajante, para problemas de la piel, alteraciones digestivas y síndrome premenstrual. Existen también ciertos aceites esenciales, como el de árbol de té o lavanda que tienen propiedades antisépticas.

La aromaterapia no está indicada en la curación de enfermedades graves. Solo se recomienda su uso como complemento a otros tratamientos ya que ayuda a aliviar el estrés que las enfermedades conllevan.

Pixaba/Pixel2013

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Aromaterapia en el hogar

En nuestros hogares podemos utilizar aceites esenciales en difusores, poniendo unas gotitas en el baño o haciendo una mezcla con aceite de masajes. Dentro de los más populares encontramos los siguientes:

Para revitalizar

Semilla de pomelo, vainilla, geranio, romero, limón, (si exponemos la piel al sol la puede irritar) canela y enebro (también tiene propiedades antisépticas)

Para relajar

Manzanilla, jazmín,  incienso y mirra, (no aplicar directamente en la piel) lavanda, mandarina, naranja y nerolí.

Estimulantes

El eucalipto y la menta sirven para descongestionar. Unas gotitas de menta en la sien alivian la nariz congestionada. No obstante, hay que ser cuidadosos con las dosis porque pueden irritar la piel.

Antisépticos

Como ya hemos dicho, el enebro se encuentra en esta categoría. También la lavanda, además de relajar, es desinfectante. El aceite de árbol de té se ha hecho muy popular por sus propiedades antisépticas.

Pixabay/Devanath

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Las dosis y la forma de uso de cada uno de estos aceites debe de ser siempre respetada. Más allá del uso de los aceites más conocidos, si te interesa la aromaterapia, es importante acudir a un experto que te asesore acerca de las diferentes opciones.


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