La utilización de plantas para promover el equilibrio orgánico y la salud, la Fitoterapia se pierde en la antigüedad.

Podemos pensar que surgió con los primeros humanos, mezclando la salud con algunos rituales religiosos, pero si miramos a nuestro alrededor nos damos cuenta que los animales también hacen uso de plantas en determinados momentos. Es el caso, por ejemplo, de los monos: aunque su alimentación esté compuesta en gran medida por frutas, plantas y hojas, también se alimentan de insectos y hormigas cuando necesitan un mayor aporte proteico.

Fitoterapia

El Hombre primitivo, posiblemente, con su curiosidad, empezó a darse cuenta que determinados animales recurrían a algunas especies vegetales específicas en determinados momentos y lo relacionó con desequilibrios que también afectaban a su salud, empezando a utilizar esas plantas con fines medicinales. También es probable que empezara a relacionar alimentos con mejorías en la salud de la población, empezando a recurrir a esos alimentos, en conjunto con rituales de sanación, intentando vencer las enfermedades y epidemias que iban surgiendo.

No puedo afirmar en qué época de la Historia se empiezan a utilizar las plantas con fines terapéuticos, ni tampoco cómo se llega a la conclusión que una planta tiene una acción favorable en determinado desequilibrio. Sin embargo, se sabe que desde las primeras civilizaciones se recurre a las plantas medicinales, surgiendo los primeros escritos sobre el tema en la Edad Antigua y principios de la Edad Media.

Nombres que hacen parte de la Historia de la Salud, como Hipócrates, Avicena y Galeno, utilizaron esta materia prima y se dedicaron a estudiar sus potencialidades (dentro de las posibilidades de sus épocas).

Más recientemente, las plantas siguieron haciendo parte de la vida y salud de muchas casas. Hace 50 años, los medicamentos convencionales no estaban al alcance de todos en una farmacia como en los días de hoy. Se utilizaban medicamentos en casos específicos, siendo la mayoría de problemas de salud solucionados con caldos, infusiones y cataplasmas. Es cierto que la esperanza media de vida no era como en la actualidad, pero tampoco se pueden comparar las infraestructuras, los avances tecnológicos y las medidas higiénicas.

Todavía hoy se utilizan algunos de esos conocimientos, casi de forma inconsciente, aunque actualmente muchos científicos estudian la composición de las plantas de modo a justificar la acción que, empíricamente, se le atribuye.

Aparte la alimentación, que ya se sabe ser un factor importante en la manutención de la salud y prevención de enfermedades (ya decía Hipócrates, el padre de la medicina, “que la alimentación sea tu medicina”), utilizamos a diario plantas con el objetivo de alcanzar el bienestar. ¿Quién no se ha tomado una tila para tranquilizarse o una manzanilla para calmar el estómago?

Por supuesto, la utilización de determinadas plantas es muy específica de determinadas regiones. Sin embargo, la globalización ha permitido acceder a boticas naturales de otros extremos del mundo, enriqueciendo nuestra despensa y dándonos más opciones para mejorar nuestro estado óptimo de salud.

Un buen ejemplo es el azafrán, conocido en algunas civilizaciones como remedio para todos los males, es utilizado desde tiempos remotos. Los egipcios lo utilizaban para embalsamar, juntos con otras plantas, mientras que los romanos lo empleaban por su poder afrodisíaco. En oriente afirmaban que traía alegría, utilizando en depresiones, siendo que en China lo utilizan en hematomas y asma. Más cerca, en Marruecos, es el remedio todavía conocido de las abuelas para la llegada de los primeros dientes, reduciendo el dolor. También es utilizado para los dolores de estómago o menstruales. Recientemente se verificaron sus beneficios en la salud cardiovascular y se aislaron los principales constituyentes de la planta a los que se les atribuyen acción terapéutica.

El azafrán no es un caso aislado.

Las plantas medicinales hacen parte de nuestra vida diaria y cada vez se utilizan con más evidencia científica.

En Naturopatía, estas plantas son una de las principales herramientas, en conjunto con la alimentación y la adopción de hábitos saludables. Aunque se puede utilizar de la forma tradicional, en infusiones o preparando jarabes caseros, la industria nos permitió la capacidad de recurrir a dosis más adecuadas y estandarizadas en determinados constituyentes, a través de los suplementos alimentares. Sin embargo, es necesario precaución si se están tomando medicamentos o si existe alguna situación específica como enfermedad o embarazo, pues no todas las plantas son adecuadas para todas las personas.

Para evitar utilizar plantas no adecuadas, es conveniente hablar con un profesional antes de iniciar una suplementación, aunque sea natural.

Hasta pronto,
Idália Viviana
Naturópata y Formadora en Espacio Seryluz
Autora de “El Blog Natural”

Categorías: Terapias

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