Nuestra forma de actuar ante las circunstancias y desafíos que la vida nos presenta es, muchas veces, inconsciente. Detrás de esa manera de comportarnos podemos encontrar motivaciones profundas que el Eneagrama nos ayuda a descubrir. Esta técnica es una de las muchas con las que podemos obtener ayuda para conocernos mejor.
¿Qué es el Eneagrama?
Se calcula que el Eneagrama puede tener más de 2.500 años de antigüedad. Las Escuelas de Gurdjieff son las responsables de que llegara hasta nosotros. Más tarde, Oscar Ichazo lo adaptó para poderlo aplicar al estudio psicológico del carácter. Su nombre en griego nos quiere decir «nueve trazos». Estas nueve lineas van unidas a una estrella de nueve puntas y, cada una de ellas, describe una forma de ver el mundo y de pensar. Toda esta estructura nos habla de la forma subjetiva en que cada persona interpreta lo que le pasa en la vida.
El Eneagrama simboliza y representa 9 patrones del comportamiento humano: 9 formas de ver la vida, 9 virtudes y 9 defectos. Podemos decir, que cada tipo del Eneagrama nos habla de una herida emocional. Normalmente, sobre la herida principal es sobre la que cada persona construye su forma de relacionarse con el mundo. A estas diferentes formas de funcionar psicológicamente se les conoce como eneatipos.
Los nueve eneatipos
De forma sintética, vamos a hacer un recorrido por los nueve eneatipos del Eneagrama:
Eneatipo 1 – El perfeccionista
Estas personas, de base, se sienten imperfectas. Debido a ello, viven una continua autoexigencia intentando alcanzar la perfección. Esto les crea una gran rigidez mental que les impide entender a aquellos que actual de forma diferente.
Eneatipo 2 – El que siempre da
Este eneatipo vive en la creencia de que amarse a sí mismo es un acto sumamente egoísta. Su máxima aspiración es ayudar a los demás y ser «una buena persona». Poco a poco, esta entrega le hace olvidarse de sí mismo y, a la vez, ser incapaz de vivir sanamente la soledad.
Eneatipo 3 – El que necesita reconocimiento
Las personas con este enatipo no se valoran. Necesitan destacar para sentir que son tenidos en cuenta. Se suelen obsesionar con el éxito y emplean la competencia y la vanidad como herramientas para sentirse valiosos.
Eneatipo 4 – El que busca atención
De alguna manera, estas personas son invisibles para si mismas. Tienen un gran complejo de inferioridad. Por ello luchan por convertirse en una persona «especial». Suelen hablar mucho sobre ellas mismas y sus sentimientos sin tener en cuenta los de los demás.
Eneatipo 5 – El que investiga y mira hacía adentro
Estas personas se incomodan ante las emociones propias o ajenas. Son un poco ermitaños y, en general, distantes y fríos. Les gusta mucho acumular conocimiento en un intento de no lanzarse a vivir la vida de verdad. Suelen encerrarse en su mundo intelectual y racional
Eneatipo 6 – El que duda siempre
El eneatipo seis se caracteriza por el miedo y por la duda sobre si mismo. Vive continuamente temiendo peligros imaginarios o reales. Suele necesitar normas para sentirse seguro.
Eneatipo 7 – El que se escapa para no sufrir
Las personas con este eneatipo dominante sienten un profundo vacío en su interior. Para ocultarlo desarrollan un carácter muy entusiasta y positivo. Necesitan estar continuamente haciendo algo y viven, casi siempre, en el futuro.
Eneatipo 8 – El controlador
Este eneatipo se caracteriza por la necesidad de control. Detrás de este comportamiento hay un gran miedo al daño que le puedan proporcionar otras personas. La forma de ejercer ese control suele ser a través de desarrollar una fuerte personalidad.
Eneatipo 9 – El que quiere evitar conflictos
Estas personas encuentran muy difícil manejarse con el enfado de otras personas. Temen el conflicto. Para evitarlo procuran no hacerse notar para no molestar. Suelen tender a la inactividad y encuentran una gran dificultad en decir no.
Como habrás podido comprobar, el Eneagrama es una forma muy interesante de autoconocimiento. Por supuesto, para obtener buenos resultados es necesario acudir a una persona experta en la materia. No obstante, se pueden hacer algunos test, como el test ITA Riso-Hudson, que nos ayudan a hacernos una ligera idea de cuál es nuestro eneatipo dominante.
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