La forma de vida que llevamos nos obliga a no ser conscientes de muchas cosas. Tanto dentro como fuera de nosotros ocurren cosas que solo podemos apreciar si vivimos de manera más consciente. Nuestro cuerpo tiende a la salud y, para conservarla, nos envía señales que nos indican qué es lo mejor para nosotros. Lamentablemente, muy a menudo, no escuchamos esas señales o, en el peor de los casos, las reprimimos o ignoramos. De la misma manera, determinadas emociones, que nos vendría bien atender, tampoco son tenidas en cuenta. Solo con un poco de autoobservación nuestra calidad de vida mejoraría considerablemente.

¡Escuchaté! ¡Dentro de ti hay vida!

Nos hemos acostumbrado a desarrollar una actividad frenética como si nuestra vida dependiera de ello. Corremos desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a acostar. Creemos de que la  mejor manera de tener éxito y alcanzar la felicidad es perseguir meta tras meta. En base a estas creencias es fácil observar a la gente por la calle moviéndose a toda velocidad y con la mirada perdida sin prestar atención a lo que pasa a su alrededor. Cabría preguntarse si eso tiene alguna relación, aunque sea indirecta, con ser felices. Creo que no…

Debido a este modo de vivir, nos comunicamos muy poco o nada con lo que está ocurriendo en nuestro interior. Aunque no seamos conscientes, cada segundo, hay una actividad incesante y necesaria allí dentro. Nuestro organismo se emplea a conciencia en proporcionarnos salud y equilibrio. Al mismo tiempo, nosotros no dejamos de agredirle y no tenemos en cuenta los síntomas que nos avisan de a qué deberíamos de poner atención.

El poder está en tu mano

Si fuéramos conscientes de esas señales internas y les diéramos la importancia que merecen, serían pocas las veces que tendríamos que acudir al médico o utilizar medicamentos. Quizá este razonamiento te parezca absurdo pero te aseguro que tiene mucho de cierto.

Pixabay/groveskye

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Desde que comenzamos el día vivimos ajenos a cualquier señal que recibamos de nuestro propio cuerpo. Por ejemplo, ¿quién no se levanta por la mañana muerto de sueño deseando tomar café para poder comenzar a funcionar? Mucha gente. Algo tan cotidiano como esto no es natural. Para que nuestro cuerpo funcione bien necesita haber descansado y el hecho de levantarnos sin sueño significa que no necesita más descanso. Es cierto que para eso habría que respetar la hora de acostarnos. Una vez más, deberíamos estar atentos a cuando comenzamos a sentir sueño y acostarnos en lugar de seguir viendo la televisión.

La autoobservación

Si pudiéramos vivir de manera más tranquila podríamos percibir lo que sentimos y lo que necesitamos con más claridad. Comeríamos cuando tuviéramos hambre. Descansaríamos cuando estuviéramos cansados. No comeríamos lo que no nos sienta bien. Haríamos ejercicio cuando el cuerpo nos indicara movimiento. Podríamos decir que llevaríamos la vida que necesitamos. ¿A qué esperamos para llevarlo a cabo?

Pixabay/Free-Photos

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Cuando vivimos una vida más consciente, la autoobservación también nos ayuda a saber qué sentimos y qué no sentimos. Nuestra brújula interna es capaz de mostrarnos qué es lo mejor para nosotros en cada momento y situación. Solo necesitamos saber que esa brújula existe y seguir sus instrucciones.

 

Hemos olvidado que un día llegamos a este mundo con todas las herramientas para una vida plena y feliz. Nos hemos acostumbrado a vivir de forma desnaturalizada como si no existiera otra. ¡Despierta y mira hacía tu interior! ¡Allí es donde están todas las respuestas!

 

Categorías: Psicología

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