Las prisas y nuestro ritmo de vida nos empujan a comer a cualquier hora y de cualquier manera. Sin embargo, cada día son más los expertos en nutrición que nos alertan acerca de los problemas que esto puede acarrear. Los horarios de las comidas y la forma en la que comemos influyen en gran medida en nuestra salud.

Nos acercamos a la época veraniega y la irregularidad de los horarios será mucho más acentuada. Si durante el resto del año no tenemos un horario regular, seguro que durante el verano, con menos obligaciones, tenderemos a desordenar aún más las horas a las que comemos. Sin embargo, es muy importante que pongamos mucha atención a cuándo comemos si queremos conservar la salud y el peso adecuado.

Cuándo comemos es tan importante como qué comemos

Según estudios llevados a cabo en el King´s College de Londres, una buena dieta es tan importante como un horario regular en nuestras comidas. Los horarios desordenados e irregulares están relacionados con la obesidad, la diabetes tipo 2 y la presión arterial alta, entre otras patologíaS.

Tras dicho estudio, se ha comprobado que  el hecho de tomar alimentos muy calóricos por la tarde está relacionado con la obesidad. Así mismo, parece ser que comiendo seis veces al día los niveles de insulina y colesterol en sangre son más adecuados que si comemos solo tres veces. Además de estos estudios, existen otros muchos que nos explican la relación de nuestro cuerpo con los ciclos de luz y oscuridad y los alimentos que ingerimos.

La crononutrición

Se ha estudiado mucho en relación al vínculo que existe entre los ritmos circadianos y el metabolismo. Este campo de investigación se denomina crononutrición. Estos estudios comenzaron en 1986 de la mano del doctor Alain Delabos. Esta teoría explica la distinta forma de asimilación de los alimentos según el momento del día en el que los consumamos. La crononutrición da mucha importancia a la influencia que tienen la luz y las estaciones para nuestro reloj interno. 

 ¿Cuáles son los mejores horarios?

Ante todo es importante que los horarios de nuestras comidas sean regulares. Deberíamos de intentar que no se alteren demasiado de un día a otro. Además de esto, es imprescindible hacer un buen desayuno a primera hora de la mañana. De esta manera llegaremos a media mañana con energía y sin que los niveles de glucosa hayan bajado peligrosamente. A media mañana, será suficiente con un tentempié si nuestro almuerzo no es más tarde de las 13.30h. Lo importante, según el doctor Fernando Vio, profesor de la Universidad de Chile, es que nunca transcurran más de cuatro horas sin ingerir alimentos.

Fuente: PublicDomainPictures

Fuente: Pixabay/PublicDomainPictures

La mejor hora para cenar es cuando todavía hay algo de luz. La digestión será más eficaz si lo hacemos así. En cualquier caso, si esto no es posible, es importante que hayan transcurrido al menos dos horas antes de irnos a dormir. La cena deberá ser ligera pero no por eso menos nutritiva. Es importante que nuestro cuerpo reciba nutrientes de calidad antes de comenzar el ayuno que romperemos por la mañana con un buen desayuno.

 

La sabiduría popular nos lo resume estupendamente: «Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo». No obstante, además de llevar horarios regulares y alimentos nutritivos a nuestra mesa, el hecho de comer de manera consciente nos ayuda a que los alimentos se digieran mejor y, en consecuencia, a que nuestra cuerpo nos lo agradezca.

 

 

Categorías: Nutrición

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