El buen dormir es imprescindible para conservar la salud. Cuando descansamos adecuadamente nuestro cuerpo puede llevar a cabo todas las funciones de limpieza y reparación. Gracias a todo este trabajo, al levantarnos por la mañana, tendremos energía disponible para comenzar el nuevo día. Además de esta energía física, también observaremos que nuestra forma de ver la vida es mucho más optimista que si no dormimos bien. Pero hay momentos en los que, debido a situaciones de estrés, nuestro sueño no es reparador y nuestra salud se resiente. ¿Qué podemos hacer para dormir mejor en momentos de tensión?
Dormir es un placer
Algo tan habitual y tan gratuito como el dormir bien es algo que, en cierta medida, está pasado de moda. Las horas de menos luz nos empujan a frenar la actividad, a hacer un hueco para la relajación. Sin embargo, son muchas las personas que en lugar de encontrar un remanso de paz y sosiego en este momento, utilizan la noche la utilizan para seguir haciendo cosas.
Un cuerpo sano y vigoroso es normal que despliegue su actividad durante el día. De la misma manera, según la estación del año, cuando la luz decrece, es normal que nuestro organismo nos pida el descanso. Si tenemos conexión con lo que ocurre en nuestro interior ese descanso se convierte en un verdadero placer. Sin embargo, si hemos tomado muchos excitantes o nuestra actividad ha sido excesiva, ese disfrute no sucede.
Vivir más despacio
Cuando viajamos en coche a toda velocidad es imposible frenar en seco de manera repentina. Para lograr una buena parada necesitamos reducir la velocidad poco a poco. De la misma manera, cuando vivimos demasiado deprisa, será muy difícil que podamos descansar cuando lo necesitemos ya que la inercia de esa velocidad nos impedirá relajarnos.
Una manera de vivir más tranquila y más consciente es el factor principal para asegurar un buen descanso. Aligerar nuestra agenda de ocupaciones sería el primer paso hacía un sueño tranquilo. No hace falta hacer tantas cosas y mucho menos hacerlas tan deprisa como acostumbramos. A esto podemos añadirle el intentar poner una hora límite para ir a dormir y respetarla en la medida de lo posible.
Ejercicio y meditación
El ejercicio físico, puede ser una de las causas por las que nos cuesta trabajo dormir bien. Lo primero que tendríamos que observar es a qué hora hacemos ejercicio. A última hora del día el cuerpo lleva a cabo una descarga hormonal que facilita el descanso. Si lo activamos con ejercicio intenso es muy posible que nos cueste conciliar el sueño. En su lugar, podemos optar por algún tipo de ejercicios que nos ayuden a relajarnos. La práctica del yoga, el tai chi o el chi kung son buenos ejemplos de actividad física que nos ayuda a descansar mejor.
Además de esto, podemos ayudarnos de la meditación. Antes de ir a dormir, una pequeña meditación en la que observemos nuestros pensamientos y respiremos de forma tranquila nos predispone a entrar en el sueño de forma más relajada.
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