En anteriores artículos hemos hablado de la importancia de la respiración para gozar de buena salud. Para que esta respiración se lleve a cabo de manera efectiva es imprescindible que los músculos implicados estén en buenas condiciones. El diafragma es uno de los músculos que intervienen en todo este proceso. Vamos a ver por qué es tan importante.
Funcionamiento del diafragma
El diafragma se encuentra situado dentro de la caja torácica. Se le ha llegado a llamar la cama del corazón porque pareciera que es allí donde este reposa. Se trata de una especie cúpula que separa las cavidades abdominal y torácica. Está insertado en diferentes puntos de las costillas, el esternón y las vértebras. Cuenta también con orificios por los que pasan el esófago, algunos nervios y vasos sanguíneos.
Cuando realizamos la inspiración, este músculo se contrae a la vez que aumenta el espacio de la cavidad torácica. A la vez, el aire entra en los pulmones a través de la tráquea llenando el vacío que queda. Tras la inhalación, el diafragma se relaja y el aire es exhalado vaciando así los pulmones.
Las emociones
El diafragma, al ser un músculo que no notamos, tiende a ser olvidado. Sin embargo, cualquier situación de tensión que nos afecte emocionalmente repercute en él. Podríamos compararlo con una pequeña caja donde guardamos nuestras emociones. Algunas personas lo llaman el músculo del alma. De la misma manera que el resto de los músculos del cuerpo, el diafragma también se contractura. Esto sucede, casi siempre, cuando estamos sintiendo tensión y dejamos de respirar correctamente.
Cuando este músculo se bloquea, se encoje en cierta medida y va un poco hacía abajo. Lógicamente, cuando esto sucede, presiona a las vísceras y órganos que se encuentran por debajo. Esta presión ocasiona tensiones en todo el cuerpo llegando, incluso, a generar tensiones en el suelo pélvico o en la próstata.
Mejorar la respiración
Nuestras emociones marcan nuestra forma de respirar y, consecuentemente, nuestra postura corporal. Cuando no hacemos una buena respiración, de manera inconsciente, nos vamos «encogiendo». Cualquier ejercicio que mejore nuestra respiración beneficiará el diafragma.
La práctica regular de ejercicios respiratorios nos aporta equilibrio emocional y mental. El yoga es una de las mejores maneras de hacer que el diafragma se mueva y se relaje. Dicho movimiento hace que, de alguna manera, este músculo libere las emociones y tensiones que tuviéramos atrapadas. Por eso, muchas personas, gracias a la práctica del yoga, consiguen, además de sentirse mejor físicamente, mejorar su condición emocional.
La respiración es nuestra gran aliada para mantener una buena salud. Además del yoga, el pilates, la meditación y la relajación son excelentes disciplinas para mejorar el tono de nuestro diafragma. Un diafragma feliz nos asegura una vida plena y con salud.
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